Un artículo de Laura Mateos, fisioterapeuta de AFA Zamora.
Si eres familiar, amigo o conocido de una persona con demencia, probablemente te hayas preguntado cómo puedes hacer su vida más fácil y evitar caídas que puedan tener consecuencias graves, tanto físicas como psicológicas.

Las personas con demencia presentan un deterioro de sus funciones; lo que implica, en la mayoría de los casos, alteraciones en la marcha y el equilibro. Esto, sumado a la desorientación, aumenta notablemente el riesgo de caídas.
Lo primero que debemos observar es si camina correctamente. Si suele tropezar, cojear o presenta dificultades para mantener el equilibrio, conviene considerar el uso de ayudas técnicas como un bastón o un andador.
¿Cómo sabemos cuál es la opción más adecuada?
Si la persona da pasos muy cortos, se tambalea o pierde el equilibrio con frecuencia, el andador es lo más recomendable. En cambio, si solo necesita un apoyo leve al caminar y puede mantenerse de pie sin ayuda, el bastón será suficiente. En cualquier caso, es fundamental asegurarse de que sabe utilizar correctamente la ayuda técnica que se le proporcione.
También es importante adaptar el entorno a sus necesidades. Para ello, se deben eliminar obstáculos como alfombras, cables sueltos o muebles y mejorar la iluminación de pasillos, escaleras y, especialmente, de los baños; ya que suelen despertarse en mitad de la noche para ir al servicio. Además, si es necesario, también se instalarán pasamanos, barras de apoyo en la ducha, antideslizantes o sillas con reposabrazos.
Otro aspecto clave a tener en cuenta es el ejercicio físico, que ayuda a mantener o mejorar la fuerza muscular, el equilibrio y la coordinación. No se requieren rutinas complejas: ejercicios simples como levantarse y sentarse de una silla, levantar una botella llena de agua con el brazo o dar un paseo pueden ser beneficiosos.
En conclusión, prevenir caídas en personas con demencia no solo implica cuidar de su seguridad física, sino también contribuir a su bienestar. Observar sus necesidades, ofrecer el apoyo técnico adecuado, adaptar el entorno y promover su actividad física son pasos esenciales para mejorar su calidad de vida pudiendo hacer una gran diferencia en su día a día.
