Ir al contenido principal

Apatía, depresión, posibles delirios… son muchas las alteraciones psicológicas a las que tanto un enfermo de demencia como su cuidador tienen que enfrentarse a medida que avanza la enfermedad. “Y si hablamos de alteraciones conductuales nos encontramos con deambulación, seguimiento persistente del cuidador, agresividad verbal pudiendo llegar a física, puntualmente desinhibición…”, explica María Rodríguez, psicóloga de AFA Zamora y responsable del seminario ‘Manejo de alteraciones psicológicas y conductuales en demencias’, impartido en el Centro Terapéutico ‘Palacio de Valparaíso’ de Toro.

Lo más importante es la información, conocer en qué fase se encuentra la persona afectada para saber qué tipo de sintomatología se puede dar y achacarlo a la enfermedad. “Una vez que el familiar lo sabe, tiene que enfrentarse a ella con información suficiente sobre cómo hacerlo, nunca culpando al enfermo, nunca confrontándolo, nunca pensando que lo hace porque quiere o porque ha cambiado; y siempre desde la absoluta templanza”, puntúa María R.

 

Recursos del cuidador
Hay estrategias generales que pueden ser útiles adecuándolas a cada caso particular. “Siempre tienes que adaptarlo a tu enfermo y a ti mismo, aunque te digan que funciona la estrategia de la distracción con actividades, tienes que hacerlo con las preferencias de ese enfermo y con cosas que tú sepas manejar. Es decir, si tiene delirios no le pongas la televisión porque vas a propiciarlos”.

También es importante promover la actividad física, llevar una alimentación adecuada y respetar la medicación del especialista.

La actitud del cuidador es fundamental para enfrentarse a una situación de este tipo y siempre ha de trasladar toda la información a los profesionales que están alrededor y, por supuesto, al especialista. Del mismo modo “tienen que ser conscientes de que hay veces que no funciona ninguna de las estrategias y lo único que hay que hacer es armarse de apoyos y de tranquilidad”.

Consecuencias
Si no se trata como es debido, se producirá un empeoramiento significativo del enfermo. “Cuando una persona está muy alterada, agresiva, no para… genera que pueda estar muchísimo peor, afecta de manera directa al propio cuidador aumentando su sobrecarga, su situación de estrés”, aclara la psicóloga de AFA Zamora, por lo que podríamos entrar en un mayor uso de medicación y la posibilidad de anticipar la institucionalización, con lo que eso conlleva para el propio cuidador. “Es lo que más agota y más desborda.”

El cuidador tiene que estar en una situación psicológica adecuada, “un cuidador estresado o con ansiedad muy difícilmente va a manejar estas situaciones y, probablemente, es una de las causas que desencadenan alteraciones de conducta”, el ambiente y la situación del cuidador pueden influir directamente si no conocen la enfermedad. Por ejemplo, “exigen que hagan tareas que no pueden o, porque al revés, les protegen tanto que lo que hace es invadir la propia autonomía del enfermo y eso genera frustración”.

Por ello a lo largo de todo el seminario se buscó informar de todo lo referente a la sintomatología psicológica y conductual de las demencias con el fin de que las familias puedan tener las estrategias necesarias para ponerlas en marcha en su día a día y reducir la sobrecarga.