La creación de un huerto para personas con demencia proporciona un sinfín de beneficios físicos, emocionales y cognitivos. En otras palabras, trabajar el huerto es un éxito asegurado.
Este año, con la colaboración de uno de nuestros voluntarios –como apoyo a nuestro equipo–, se ha retomado la instalación de una pequeña zona de siembra en uno de los patios del CTD ‘Ciudad Jardín’.

Esta actividad involucra todos los sentidos; desde tocar la tierra y las plantas hasta oler las flores y saborear los frutos. Esto ayuda a despertar recuerdos y sensaciones; pero, no sólo eso, también implica acciones físicas como cavar, plantar, regar…, lo que mejorará la fuerza, la coordinación y el equilibrio de las personas implicadas sin que ellas ni siquiera se den cuenta.
En definitiva, nos quedaríamos cortos si intentásemos resumir todos los beneficios, por eso preferimos contaros que, desde hoy, en nuestro ratito de ludoteca, ¡procedemos a la siembra de cebollas y lechugas!




